Me registré en este foro en septiembre del año pasado. Llevaba unos meses fatal y me resultó muy útil leer consejos e historias parecidas a la mía. Sin embargo, nunca me había atrevido a comentar cuál había sido exáctamente mi historia, pero hoy creo que es el momento idóneo.
Mi exnovia, con la que había estado ocho años me dejó en julio del año pasado. Antes de romper, habíamos pasado por un bache dos años antes. Fue por mi culpa, no tenía claros mis sentimientos y eso provocó nuestro alejamiento durante unas semanas. Al final reconducimos la relación y acabamos teniendo unos últimos años bastante bonitos (con sus cosas pero bonitos).
Sin embargo, esos años acabaron abrúptamente una tarde julio. Ella y yo tenemos trabajos parecidos. Estamos vinculados a la universidad (aunque en áreas diferentes) y ella se tuvo que marchar tres meses al extranjero por trabajo. Durante dos meses y tres semanas estuvimos hablando a diario y la impresión que tenía era que la distancia nos había hecho más fuertes. Sin embargo, la última semana antes de regresar a España ella cambió totalmente su forma de pensar y acabó con una relación de ocho años a través de Skype y en una conversación que a penas duró 10 minutos. Os podéis imaginar como me quedé. Fue de un día para otro. Pensaréis que fueron cuernos pero os puedo asegurar que no fue nada de eso.
Llevábamos viviendo juntos tres años, teníamos proyectos de futuro y yo le iba a pedir que se casase conmigo cuando regresase a España. Tenía comprado el anillo y preparada la sopresa. Al final la sopresa me la llevé yo. Dejamos el piso en agosto y pasé el peor verano de mi vida. Pero lo peor estaba por llegar. Nosotros teníamos un gato en común, yo lo había adoptado cinco años atrás y cuando nos fuimos a vivir juntos él se vino con nosotros. El problema fue que a pesar de buscar durante dos meses un lugar donde me dejasen tener al animal... no lo encontré y ¿Qué ocurrió? que ella se ofreció a tenerlo en su casa, donde si le dejaban tener animales, hasta que yo pudiese encontrar alguna solución.
Esta lamentable situación se ha alargado hasta hoy mismo. Por fin puedo recuperar a mi gato y desvincularme plenamente de ella. Antes teníamos que estar -no de forma continuada pero si de cuando en cuando- en contacto por si le ocurría algo, por si había que comprarle comida, por las vacunas, etc. Esta extraña circunstancia ha hecho que yo me encontrase mal durante todo este año, ha hecho que piense más de lo que debería en ella y me ha hecho llorar por ella más de lo que ella se merecía. Sin embargo, también me ha hecho ver el tipo de persona con la que estaba saliendo, he dejado de idealizarla y he llegado hasta la indiferencia más absoluta. Por un amigo en común que tenemos me he enterado que ya tiene otro novio y que se va a vivir al extranjero con él. Pensaba que una noticia así me sentaría mal pero no me ha importado en absoluto. Quizá hace seis meses me habría hecho llorar pero hoy ni he pestañeado y he seguido con lo que estaba haciendo. Me he dado cuenta, por sorpresa, de que había pasado página.
Además, toda esta situación y este sufrimiento me han hecho reflexionar muchísimo. Mucha gente que conozco, después de golpes como este se vuelven insensibles. He visto a personas construir armaduras enteras sobre sus sentimientos. A mi todo esto me ha hecho ser más humano. Incluso diría que soy mucho mejor persona que hace un año. El futuro me espera y yo lo espero con ganas.
Gracias por leerme