Es triste, pero es así. El trabajo en España es hoy por hoy de muy mala calidad, con sueldos de menos de mil euros al mes para gente que tiene estudios universitarios, conocimiento de idiomas, etc. Quizá los médicos lo tengan algo mejor, porque todavía a día de hoy hay bastante demanda de ellos, pero otras profesiones como ingenieros, abogados, arquitectos, etc, lo tienen bastante difícil, tanto que a muchos no les queda otro remedio que emigrar al extranjero, donde tampoco es que aten los perros con longanizas, pero la situación suele estar algo mejor que en España.
Las oposiciones son una salida estupenda, evidentemente, pero no suelen ser fáciles, además de que requieren un esfuerzo de años estudiando un montón de horas diarias sin que nadie te garantice que, pese a ello, vayas a aprobar. Yo este año vuelvo a formar parte de un tribunal que examina a opositores a un cuerpo superior jurídico. Pues bien, si no recuerdo mal, llevamos 15 sesiones, en las que se convoca a tres opositores por sesión para el examen oral, lo que da un total de 45 opositores (opositores que ya han pasado por una criba de un primer examen escrito). ¿Sabéis cuantos llevamos aprobados? ¡Uno solo! (y aprobado sólo parcialmente, pues aún queda un tercer ejercicio) Con eso doy a entender lo difícil que resulta aprobar una oposición de este calibre. Conozco casos de gente que ha hipotecado un montón de años de su vida para prepararlas y luego no las ha conseguido superar, con lo que se ve con cerca de 40 años viviendo con sus padres y sin un trabajo que le avale, sólo estudiando y estudiando.
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