Como digo, la gente cambia difícilmente; además, pretender hacer cambiar a alguien es una tarea casi imposible, y ni te cuento si encima es una persona independiente, organizada o con ideas bien...
La premisa es que si alguien no te hace feliz, no merece la pena ese alguien. Crudo y sencillo. Claro está, la gente se conoce, congenia mogollón; somos criaturillas que tendemos a congeniar muy...