Recuerdos y pétalos de rosas

Danteojos

Determinados recuerdos perduran en la memoria como esos pétalos de rosa que a veces se insertan entre las páginas de un libro, celadores de algo que fue o que pudo ser, pero cuyo tiempo ya pasó. Allí quedan, como esos pétalos, retenidos. Como esos pétalos cuyo aroma sabemos que acabará inevitablemente perdiéndose. Como esos pétalos cuya belleza terminará, lo sabemos, palidecida entre el peso de una realidad aplastante y abrumadora.

Pero, no obstante, ahí seguimos conservándolos, en el libro de la memoria, conscientes de su ineluctable deterioro, pero de algún modo confiando (absurda confianza quizá) que parte de la belleza que evocan perdure para siempre. Abrimos el libro de la memoria y en los momentos de congoja nos reconforta saber que siguen allí, que aunque perdieran la lozanía y el aroma originales, siempre nos quedará el espectro, cada vez más lábil, eso sí, de su prístina belleza.

Un día, sin embargo, abrimos de nuevo el libro y, como arrastrado por el viento, se desliza el pétalo por entre las hojas para precipitarse sobre el suelo. El corazón nos da entonces un vuelco y, con infinito cuidado, nos agachamos para recogerlo, temerosos de que pueda descomponerse. Pero es inútil, nada más tocarlo, el pétalo queda entre nuestros dedos reducido a polvo, difuminado, perdido para siempre. La devastadora labor del tiempo terminó por consumirlo. Unas lágrimas asoman entonces a nuestros ojos, lágrimas amargas, mientras nos preguntamos si de verdad existió alguna vez dicha rosa.

Y es que concebimos el pasado como algo inmutable, pero ese pasado no es más que el reflejo de nuestros propios recuerdos, los cuales terminan por oscurecerse con el tiempo, a veces hasta el punto de distorsionar la propia realidad donde se engendraron.

Y ello sin contar que en el fondo todo resulta bastante subjetivo, incluidos los propios recuerdos, que pueden no coincidir con los de la persona o personas que junto a nosotros protagonizaran la realidad fecundadora de los mismos, pues no en vano cada cual siente y vive a su manera, divergencia que asimismo tendrá justo reflejo en los recuerdos, asimismo divergentes.

En fin, que toda rosa termina por marchitarse y convertirse en polvo, pero incluso ese polvo vendrá a ser reducto del hechicero instante en que floreció la rosa

TheReckless

Tristes palabras, esencias que vivimos reducidas a pétalos, débiles, casi etéreas, las más dulces aún podemos respirar su aroma y sentir su suavidad. Siempre se mantendrán inmutables en nuestra memoria, pero solo son eso, recuerdos.

Lo triste es recordar sus espinas y la sangre que brotó al tacto. Aunque no haya cicatrices visibles, evocan la misma punzada, una sensación que también se desvanece...

Presas del tiempo.

Mejor contemplar una rosa viva, una rosa inmortal, que podamos ver crecer, que ante nuestra mortalidad siga floreciendo, renaciendo, abarcando un gran espacio, tan grande, que sea visible para todos. (:

Danteojos

Así es Reck, los recuerdos son viajeros del tiempo que nos transportan al pasado a lomos de la nostalgia, y ésta , la nostalgia, porta aromas muy diferentes según cada caso, algunos embriagadores, fragancias que nos envuelven para devolvernos a través de la evocación momentos felices, y otros, en cambio, mefíticos, hediondos efluvios que nos traen el dolor en el que fueron concebidos. Caricias y espinas, en definitiva.

En todo caso, me hago eco de los versos de William Worldsworth, esos que hablaban del esplendor en la hierba y la gloria en las flores, concluyendo que al fin y al cabo la belleza subsiste siempre en el recuerdo.

Ginebra

Los recuerdos son buenos y malos, las rosas tienen pétalos y espinas, los pétalos serian los sueños y las espinas la realidad de la vida.

Quizás deberiamos guardar entre las hojas de los libros no sólo los pétalos, también las espinas, si se trata de que al abrir ese libro meses o años después recordemos...deberiamos recordar todo, lo bueno y lo malo, los pétalos y las espinas, porque esa es la historia de la vida.

Danteojos

Es cierto, Ginebra, y en el fondo así lo hacemos, pues por más que queramos recordar sólo lo bello, en el libro de la memoria también quedan apresadas las espinas

Zeus6

Leí en alguna parte que la flor mas bella vive encerrada en el corazón...
Me gustó tu modo de expresarlo.

Danteojos

Gracias, Zeus

Es cierto que un corazón puede albergar bellas flores, aunque a veces también venenosas serpientes

dadodebaja40663

Esto me hace pensar en las personas que viven aferradas a los recuerdos de sus exparejas, completamente atrapadas en un pasado que dejó de existir hace mucho.

Reviviendo el pasado mientras la otra parte ni siquiera se acuerda que tenía ese pétalo o donde puso el libro.

Ginebra

Si es la más bella es porque es la más amada, en el corazón nunca se marchitará, cada latido la mantendrá viva.

Danteojos

No necesariamente se trata de ex parejas. Incide más bien en aquellas evocaciones que nos trasladan a momentos donde de algún modo u otro fuimos felices o nos sentimos envueltos por una mágica aureola donde descollaba la belleza. El nacimiento de un hijo, por ejemplo; el primer beso; una charla profunda con un amigo; un viaje de fin de curso… ¡Hay tantos momentos que pueden terminar convertidos con el tiempo en pétalos de rosa! De hecho, los relacionados con ex parejas suelen a menudo degenerar más bien en espinas que en pétalos, dada la tendencia que existe en tales casos a hacer prevalecer lo malo sobre lo bueno, algo que tampoco debería ser así, la verdad.

Pero, insisto, los pétalos de los que hablo van relacionados con la nostalgia, la cual puede derivar de muchas vivencias, no siempre con las relaciones sentimentales. Son pétalos a los que fecundó la belleza, esa que subsiste en el recuerdo.

Dejo aquí la traducción de una parte del poema de William Worldsworth al que hice antes referencia:

“Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello
que en mi juventud me deslumbraba,
aunque ya nada pueda devolver
la hora del esplendor en la hierba
y de la gloria en las flores,
no hay que afligirse,
porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo”

Como veréis, son versos que explican mucho mejor que yo esta idea que quise exponer, y eso que se trata de una traducción, algo que especialmente en poesía supone siempre una pérdida respecto al original, tanto en hermosura como en significado… Por cierto, no sé si conocéis lo que dicen precisamente de las traducciones de los poemas extranjeros: que vienen a ser como las mujeres, en cuanto a que la que es fiel no suele ser hermosa y la que es hermosa no suele ser fiel