Cuando alguien te gusta, se instala en tu cabeza. Así de simple.
Y, particularmente, no te dedicas a contar las veces que se cruza por tu pensamiento. No es a eso a lo que das prioridad.
Si te gusta y no le conoces, acércate a él muchacha. O bien puedes desengañarte, o llegar a enamorarte.