Centrar la cuestión en los posibles trapos sucios de los dirigentes de Podemos me parece ridículo cuando todavía no han desempeñado acción de gobierno alguna y si en su faceta profesional tienen algo que se les pueda penalizar, adelante, pues los delincuentes se encuentran en todas las esferas sociales, pero me resulta no sé cómo describirlo, surrealista quizás que políticos de los que día a día vamos conociendo actividades ilícitas estando en política y en cargos de gobierno, acusen a otros que tal parece les pueden remover del puesto en el que están de no ser trigo limpio.
Yo en ese tipo de maniobras veo cortinas de humo, como cada verano tratar de caldear el ambiente con Gibraltar. Cierto que las autoridades del Peñón se esfuerzan en dificultarle la vida a los españoles (a los que por cierto odian a muerte por el mismo motivo que ellos mismos son en su mayoría más españoles que británicos) tanto como les sea posible y en meterle al gobierno español de turno un dedo en un ojo siempre que se tercie, pero también es verdad y hemos sido testigos de ello, el gobierno de Madrid acostumbra a endurecer los controles aduaneros para incomodar a los gibraltareños y así enconar un conflicto cada vez que, como ocurrió hace dos años, las noticias de corrupción iban copando los titulares. Así se busca que todos cerremos filas por la causa patria y nos olvidemos de que, literalmente, no hay pan para tanto chorizo.
Mal por quienes se creen que todos son iguales, mal por quienes se quedan sólo en eso, mal por quienes no son capaces de mirar más allá e ir al fondo de la cuestión: adulteración del sistema político, alienación de la democracia, ausencia de separación de Poderes, manipulación informativa, corrupción, crueldad con los más castigados por la crisis... ¿Hace falta seguir? Mejor no, que ya cansa.
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