Cita:
Iniciado por Elfaro
Pompeya Sila, segunda esposa de Julio Cesar se la consideraba una mujer hermosa y encantadora aunque no demasiado inteligente. En las fiestas que daba en su palacio la mujer de Cesar, parece ser que un joven Patricio llamado Publio Cordio asistía regularmente disfrazado de mujer, a pesar de tener prohibida la entrada por su conocido interés por Sila.
Cuando fue descubierto por la guardia, se le acusó de profanación y solo fue absuelto porque Julio Cesar se negó a presentar cargos contra el.
Aun así, pasado el proceso, el emperador se divorció de su esposa. Preguntado por los motivos, pronunció la famosa frase "La mujer del Cesar, además de ser honesta, tiene que aparentarlo". Pues eso, a buen entendedor......
|
Han pasado muchísimos años y esto no viene a cuento, pero por aguna razón me ha parecido justo confesarte, no sólo que tenías toda la razón, si no que esa anécdota que me contaste la he llevado grabada a fuego. Así que me apetece (a estas alturas, por una cuestión lúdica y no terapéutica) cómo terminó la historia.
Perdoné a mi ex (entonces mi novia) de haber dormido en la misma habitación de su ex. Y seguimos la relación con más pasión que nunca, pues el sentimiento de culpa creó un oasis de falsa estabilidad y pasión.
Pasando los años la relación no fué madurando, pero yo sí. Decidí pasar un verano en casa de mi padre y no la invité a venir, quería, necesitaba comprobar que su lealtad sobreviviría 45 míseros días.
Por teléfono cada vez estaba más fría y yo tuve muchísimas tentaciones con otras mujeres, a las que no sucumbí, porque no me gusta herir a nadie. Recuerdo a mi hermano decirme:
"Kelso, líate con la alemana, no la volverás a ver y tu novia y tú estáis a punto de cortar".
A lo que yo respondí: "Sí, pero sigue siendo mi novia".
Al volver nos dimos algunos besos forzados, intentamos inútilmente sentir lo que ya no sentíamos y un día me llamó para cortar conmigo. Se lo agradecí, profundamente, le di las gracias por haber tenido la valentía de dar el paso, ambos lo necesitábamos.
No tardaría en enterarme de que me puso los cuernos en verano (siempre hay alguien que da el chivatazo) y me repugnó pensar que me besase después de eso. Lo que más me repugnó fue pensar que vosotros teníais razón, que me equivoqué al darle otra oportunidad.
Íbamos a la misma clase, lo cual lo hacía muy difícil, más difícil aun cuando yo empecé a salir con una chica de esa misma clase. En fin, un follón. Nunca le dije que sabía lo de su infidelidad.
No tardó en dar señales de vida, a las que respondí con ese respeto indiferente que se le tiene a un desconocido. Y cuando corté con la otra chica me dijo de volver...
-Marta, pero tú me pusiste los cuernos...
+Pero lo hice por que estábamos mal y bla bla bla.
-Espera, antes de que me des más escusas, sé que no lo hiciste con maldad, y que tus motivos tendrías. No estoy enfadado y durante este año sabes que no te he guardado rencor, pero de la misma forma que tú quieres que volvamos a intentarlo porque dices que he sido el mejor hombre que ha pasado por tu vida, yo no puedo decirte lo mismo cuando te has comportado como una cualquiera.
Sé puso a llorar y le dí un abrazo paternal, le dije: Todo irá bien, ya verás. Y me fuí.
La conversación fue tal cual así, y si me quedó tan bien fue porque tuve mucho tiempo de ensayarla. Y en fin, me parecía honesto (aunque tarde, hace 3 años que cortamos) admitir que teníais razón. De hecho que ella durmiese con su ex no tenía ni pies ni cabeza y haberla perdonado me hace responsable de esa infidelidad, pues no corté el virus de ráiz. Fui un inmaduro.
Pero joder, cómo aprendí... Un abrazo a todos los que dedicasteis un tiempo a leerme.
Modo Híbrido
