Nunca había tirado la toalla. Siempre me he tenido por una persona fuerte, me ha tocado muchas veces ser la dura, la que tira por todos para que no se hundiera el barco. He llorado sin lágrimas en los ojos pero con un nudo en la garganta para no preocupar a los demás.
Me he llevado muchos palos en la vida que me ha tocado vivir, muchas decepciones, mucho dolor...tantas lágrimas como las que ahora me ahogan. Si me he caído 100 veces me he levantado 101. Nunca había perdido la esperanza.
Siempre había creído en el amor verdadero, ese que se siente en el fondo del corazón y te traspasa hasta el alma. Lo he defendido a capa y espada contra todo el que renegaba de el. Pero hoy tiro la toalla. Hoy no encuentro fuerzas para tener fé, para tener esperanza. No quiero más dolor, no lo quiero. Ya no me quedan fuerzas para volver a confiar, para entregar el corazón y que me lo vuelvan a romper en 1000 pedazos.
Cuando el dolor te llega al alma ya no hay cura, ni vuelta atrás. Solo queda vacío y soledad. La soledad no me preocupa, pero la falta de fé ¿acaso se recupera?. Lo siento. Sé que todos los hombres no sois iguales, pero yo ya no quiero. No puedo. No puedo más.
Hoy me rindo, me rindo completa y absolutamente.
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