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Antiguo 23-Oct-2007  
Kebrantador
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Mi problema era, por decirlo de alguna manera, la falta de problemas. Iba dando suaves tumbos de pareja en pareja con el único aliciente de la caza, la conquista y la depresión sitemática. Mi amor aguantaba lo que mi curiosidad. Y siempre culpaba a mis amores de no interesarme lo suficiente, de no estimular mi líbido. Sin embargo, hace tiempo cayó en mis manos un libro tántrico, muy interesante en el que se relacionaba el placer con la búsqueda de la satisfacción de la pareja y con una cierta autocontención. Prohibido a egoístas. Completamente vedado a hombres con mis propiedades. La exposición era tan interesante que me enganchó. Y pasé del total descreimiento a la necesidad de saber más. Desde ese momento he sido un incombustible sabueso de los nuevos métodos del placer total. He encontrado objetos de alta precisión erótica, trucos increíbles para dar y recibir placer y, sobre todo, ahora nunca me aburro con más de lo mismo.

Un buen mano a mano

No hay que utilizar la conexión oriental para seguir esa técnica de potentes resultados. Simplemente saber cuáles son los puntos de intensidad erógena y estimularlos. En un secretísimo burdel de Singapur dediqué muchas horas (y muchos dólares) a empaparme de la práctica. Ahora sé que hay que trabajar la planta de los pies presionando con seguridad en el centro de la misma, con movimientos circulares alternando presión y caricia. Que la cara interna de los muslos femeninos se debe masajear con ella acostada boca abajo y las piernas levemente separadas. Que la presión en la zona entre los testículos y el ano masculino antes y durante el amor proporciona un placer cercano al del punto G. Y que presionar con los dedos índice el cuello, justo debajo de la mandíbula, y después aflojar la presión, provoca sensaciones alucinantes por causa de la falta de irrigación al cerebro y la cascada sanguínea de la misma al disminuir la presión de las manos. (Como sucedía en El Imperio de los sentidos, pero sin llegar a morir literalmente de placer.)

Este es el secreto: apretar para contener y aflojar para provocar. Así el placer se puede prolongar todo lo que quieras. Es importante que las manos no estén frías, ni demasiado calientes, ni sudadas. Una cuestión práctica: es estupendo tener siempre a mano aceite para lubricar las zonas sensibles, pero poniendo cuidado de no pasarse en la cantidad aplicada, porque se perdería sensibilidad y los cuerpos estarían demasiado untuosos. Los lubricantes específicos que se venden en tiendas de sexo pueden sustituirse perfectamente por body milk.

ORGASMOS MULTIPLICABLES

No todos los colchones son iguales


El continente a veces tiene su importancia. Si podemos acercarnos a uno de los famosos hoteles sexuales de Japón, habremos entrado en el sueño de las mil y una noches de la fantasía erótica aplicada. Una habitación (la que me tocó la primera vez) era la fotocopia de una celda delamor de la antigua Pompeya. Es decir, una cama que parecía de piedra y resultó ser de látex ondulante, un trampantojo con Vesubio incluido echando fuego y humo reales y una mezcla de olores a incienso y lavanda. Después descubrí que tienen habitaciones como el castillo de conde Drácula con camas que son sarcófagos forrados de seda roja, habitaciones que imitan un despacho presidencial lleno de espejos ocultos, palacios árabes llenos de fuentes y camas acuáticas. En fin, un recorrido por los paraísos terrenales en macrosesiones de sexo.

Pero sin ir tan lejos, sin salir de casa, se puede soñar sin dormir. La cama de agua, antiguamente indicadora de un temperamento seriamente libidinosos, hoy tiende a estar olvidada y amontonada junto a un sofá o una lámpara en desuso. Mala cosa, porque una cama de agua en buenas manos indica varias cosas: por ejemplo, que su dueño tiene sentido del humor, que es un surfista de corazón, o que es un fetichista de happenings de los ochenta.

Claro que, bien usada, resulta que las olas son prácticas para el ritmo, el impulso y el ímpetu sexual; que las nuevas y más sofisticadas se regulan con termostato para que estén calentitas en invierno y frescas en verano; que hasta puedes pensar en ellas como un ser vivo que te permite un relativo menage à trois. En fin, probemos las ventajas y olvidemos los pequeños detalles desfavorables, como que siempre el agua las ladea, las sábanas no paran quietas y que tanta agua produce una incómoda sensación diurética.

Otra apuesta a tener muy en cuenta son, y ahora con cama tradicional –rectangular o redonda-, los espejos en el techo. Ideales para hedonistas, narcisistas y ególatras. O simplemente para excitación indomable ante la visión de los cuerpos en movimiento. La única pega: que hacer una obra de espejos en el techo fulmina un presupuesto medio y que puedes encontrarte con una pareja pudorosa, o supersticiosa, o simplemente sosa.


Instrumentos de alta precisión

¡Ah, qué colección de muñecas hinchables tiene mi amigo Guillermo! Aunque por momentos puede llegar a parecerte el museo de los horrores, otras veces es divertido ver la variedad de chicas (y chicos) del mercado del látex. Rubias, morenas o pelirrojas. Con caras ligeramente conocidas, pechos gigantes, grandísimos, adolescentes. Hasta con voz. Y para todos los bolsillo: entre cinco y doscientas mil pesetas.

Los amantes de las sensaciones fuertes pueden probar la delicias del anillo para carrete, un alambre forrado de plástico regulable que estrangula por presión el canalillo seminal. Al soltarse un poco, la pasión se desborda sin límites. Una versión casera y más glamurosa es, sencillamente, un pañuelo de seda anudado y usado como hemos descrito. Ver a Victoria Abril y a Jorge Sanz en la película Amantes es muy instructivo.

Otro must multiorgásmico son las bolas chinas, en oro, plata o látex. Bolas que llevan otras en su interior y que se introducen en la cavidad vaginal para disparar el placer. Lo último son las bolas de oro de Benwa, auténtico chisme de fitness erótico que además desarrolla y potencia los músculos clave femeninos en ese lugar de leyenda.

No entraré en detalles sobre vibradores, porque son clásicos. Pero diré que el uso popular los quiere sofisticados en formas, músicas y protuberancias. Y qué decir del socorrido aparato de masajear cervicales con fines menos terapeúticos.

Lo más sabroso, lo más perfumado

Los sucesos, que en sexo no se hacen los ídem, han testado los nam nam, preservativos con sabor a fresa que hacen más fácil la tarea de la precaución, nunca suficiente en estos tiempos. Y para los ingeniosos buscadores de la complacencia, la ropa interior comestible, en amplia gama de sabores. Olvidadlo si sufrís de digestiones pesadas.

Los geles o cremas lubricantes son otra cosa. La estrella es el super lubre, que no mancha, no es untuosos y tiene un perfume agradable. La solución casera del aceite de bebé siempre funciona, porque suaviza los roces, y desinhibe. Y por fín, un poco de dentífrico mentolado en los genitales externos produce un frescor-quemazón que multiplica los placeres del orgasmo.

El juego del poder

Amo y esclava, esclavo y ama, esclavos los dos. Si no se llega a la paranoia, el sadomaso funciona. Es el placer más buscado. En los clubs de Nueva York el sadomasoquismo hace furor. Una moda que ha llegado también a España, aunque de forma más privada. Cintas, cinturones, collares, todos en metal o en látex. Con argollas que ayudan a crear un ambiente digno del marqués. La nota la dan las esposas que, bien usadas, magnifican el sometimiento y desarrollan la sed de mal en los límites del juego. Seguir al pie de la letra Instito básico es una buena solución casera: atar las muñecas a la cabecera de la cama con un pañuelo de seda y seguir hasta... bueno, el horario lo marca cada cual.

Una imagen vale más que mil palabras

La literatura erótica no se reduce al Kamasutra, aunque éste seal el gran libro de cabecera de los erotómanos. El libro del Tao sexual es otra joya, un clásico del que han sacado valiosas conclusiones médicos como Alfred Kinsey o William Hartman, sexólogos de prestigio internacional. El cine X (ver la cartelera del Canal Plus) me ha salvado algunas noches. Evitar los vídeos made in Germany, Dinamarca o países nórdicos en general, su estética mata cualquier líbido y son asquerosamente pedagógicos. Mejor los americanos, donde actirces como Savannah (acaba de suicidarse, haciendo honor a la leyenda negra de que las pornostar terminan casi siempre por pegarse un tiro) Nina Hartley y las más apetecibles reinas del Penthoues o del Hustler hacen numeritos para todas las tendencias. La única amenza es que pueden parecer vulgares, simplemente soeces y pasados de moda. Como estimulante, sólo son para parejas abiertas de mente. Y para jugar al solitario, no hay duda que son infalibles.
 
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