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El Valencia ha expulsado al socio que lanzó la botella contra los jugadores del Barcelona. Una médida muy lógica y esperada.
Sigo esperando un sentimiento de autocrítica por parte del Fútbol Club Barcelona. No se pueden apoyar y tampoco justificar lo que vivieron en Mestalla. Pero sus comportamientos, y la de algunos jugadores, no deberían quedar impunes.
Llevon unos años situándose estos jugadores por encima del bien y del mal, y en vez de reconocer que se han podido equivocar, se hacen las víctimas de un conflicto en el que... deberían de asumir que debido a sus actos, forman parte de este conflicto.
Es muy sencillo: Si Neymar fuera un jugador que sólo se dedicase a jugar al fútbol, a disfrutar de las victorias con su equipo y sus compañeros, sería perfecto.
Pero como es un maleducado, es un prepotente, es un endiosado, es un mal deportista. No es un mal futbolista, pero es un mal deportista. Disfruta a través de la burla y de la crueldad con las derrotas de los rivales, todo este combinado de defectos que tiene tanto este como algunos jugadores de este club hacen generar una situación muy tensa.
Ni su entrenador ni su presidente son capaces de... al menos, aunque sea con la boca pequeña. Pero el reconocer ciertos fallos en los comportamientos de algunos jugadores.
No entiendo porque convertir en víctimas a unos jugadores que por desgracia, y en Mestalla no es la primera vez que pasa, se han descojonado de risa y se han burlado de una afición de un equipo rival. No pueden esperar que después de todo lo que generan, al final reciban besos y flores.
Hace años, con el Barça, salvo que uno fuera culé, se podía tener sensaciones de adversión o rivalidad en referencia a su trayectoria deportiva, y especialmente en épocas donde ganaba títulos. Pero hasta ahí quedaba esa rivalidad.
Con esta generación de futbolistas que tiene ahora, se puede generar una sensación de auténtico odio.
Y el otro dia fue Mestalla. Pero la próxima vez puede ser el Vicente Calderón. O San Mamés. O Cornellá.
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Modo Híbrido
